Febrero es mundialmente conocido como el mes de Valentine’s Day o, en español, el Día del Amor y la Amistad.
Me encanta este mes, me encanta este día y me encanta cualquier pretexto que exista para compartir amor, para dar flores, para decir los te quiero’s que se quedan guardados los otros 330 días del año.
A mis 30 fue la primera vez que recibí flores un 14 de febrero, flores de amor romántico. La verdad no era algo que esperaba o que quería, pasé tantos años deseando que eso sucediera que un día decidí que yo podía llenar mi vida de flores, que podía comprarme gerberas y girasoles de mí para mí las veces que quisiera. Y no te voy a mentir, al principio fue raro, sentía que estaba haciendo trampa comprándome flores porque nadie nunca me enseñó a llenarme de amor a mí misma.
Estoy escribiendo esto y se me llenan los ojos de lágrimas porque estoy orgullosa y enormemente agradecida con la Dany que aprendió a quererse porque por ella me quiero como me quiero hoy. Por ella encontré mi propia definición de amor propio y espero que un día le encuentres tu también. Porque yo no creo que haya una sola forma de amarte y tampoco creo que exista un manual con el paso a paso para lograrlo. Es un journey, un camino que vivimos todos los días y que se va a ir viendo diferente conforme la vida avanza y nos muestra nuevos colores.
Para mí la clave está en pasar tiempo conmigo, en procurarme y querer conocerme, en constantemente preguntarme quién soy y encontrar qué más hay ahí junto a las definiciones de siempre (ingeniera, la que enseña Tapping, la que trabaja en tal, la que hace esto, la que escribe, la hija o hermana de…). A mí nadie me enseñó a pasar tiempo conmigo pero, como les dije en la publicación anterior, pasaba mucho tiempo sola de chiquita y en esa soledad fue donde tuve que conocerme, platicar conmigo y aprender de mí. Claro que hoy lo cuento de una forma muy clara, pero es cierto que esa Dany chiquita no sabía qué estaba pasando, no sabía que sin querer estaba aprendiendo a enamorarse de ella misma cuando los adultos la dejaban sola.
Regálate momentitos contigo, momentos de contemplar la vida sin hacer nada, sin un celular, sin un libro, sin música. Sí, eso le va a subir el volumen a tus pensamientos, pero ¿de qué otra forma puedes conocerte si no es escuchando las historias que te cuentan tu mente y tu corazón?
Deja de contarte la historia de que no tienes tiempo y haz tiempo para ti, así como lo haces para las mil cosas que hay en tu día. Párate enfrente de una florería y pregúntate cuáles te gustan, cuáles te quieres comprar hoy. Mírate a los ojos en el espejo y di “te quiero mucho”, es incómodo tal vez, pero te prometo que poquito a poco te lo vas a querer decir más. Y, habrá días en los que sientas que no te caes tan bien, en los que no te soportas y ¡está bien!, porque el amor propio no es vivir en una nube en forma de corazón contigo misma todos los días. Seguramente peleas con tus papás o tu pareja, te enojas y aún así los amas muchísimo. Lo mismo pasa contigo, lo mismo pasa con tu propio amor.
Termina de leer esto, cierra los ojos y date un abrazo, uno apretadito que se sienta delicioso. Sonríe y date las gracias por hacerlo y por ser quien sea que quieres y puedes ser hoy.
Te quiero mucho, gracias por leerme.
Gracias por estar aquí,
Dany
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