Somos instantes

¿Cuánto más aguantaremos lo mismo de siempre, arrancándonos las alas que un día tanto quisimos encontrar?

Somos momentos.
Somos instantes.
Somos fugaces.
Somos finitos jugando a vivir una eternidad.

Jugando a que el tiempo no se acaba, mientras lo invertimos en lamentos, en enojos, en despechos y en aferrarnos a lo que hoy ya no es, a lo que ya no está.

Y a pesar de que eso que se fue nos dio una oportunidad para volar, preferimos quedarnos en la tierra dando los mismos pasos, siguiendo los mismos bailes que el corazón ya sabe que dejamos de disfrutar.

¿Cuánto tiempo seguiremos jugando a que no tenemos alas?
¿Cuántos días más pasarán mientras ignoramos que ya estamos listos para volar?
¿Cuánto más aguantaremos lo mismo de siempre, arrancándonos las alas que un día tanto quisimos encontrar?

Y es que pensamos que somos infinitos, que habrá tiempo para todo o que después todo llegará, mientras se nos olvida que somos momentos, somos instantes, somos fugaces, somos finitos jugando a vivir una eternidad.

Ojalá nos atreviéramos a llenar esa infinidad de amor, de magia, de vida, de compañía y todo lo que nos pinta una sonrisa en la cara. Ojalá nos atreviéramos a llenar esa infinidad de todo lo que llena nuestra vida de ganas de seguir viviendo.

Deseo que un día podamos soltar y dejar ir los lamentos de todos los días para darle vuelta a la página y volver a empezar, volver a vivir. Y que al hacerlo volemos y lleguemos al cielo y al mar, al sol y a la luna y a todos los lugares en los que soñamos habitar.

Y cuando volemos nos llenaremos de vida, nos llenaremos de algo que todavía no se puede describir con palabras, pero que nosotros sabremos que ahí es. Porque será ese momento, que al vivirlo le dará sentido a todo y se convertirá en un momento que guardaremos para siempre y que se convertirá en una eternidad.